martes, 11 de octubre de 2016

Dos años en Santiago

Antes que nada quiero anticipar que este es un post personal. Ayer, 10 de octubre, se cumplieron dos años de estar viviendo en Chile y quiero compartir algo de lo que voy aprendiendo de esta experiencia.

En el primer viaje que hicimos a Santiago tuvimos que completar unos papeles con nuestros datos. Yo había renunciado hacía poco a mi trabajo de Buenos Aires para poder venir, y donde el formulario decía "ocupación" no sabía qué poner... dudé un poco y entre risas escribí "artista". En cierto modo fue el comienzo de un nuevo yo, y lo que quiero decir con esto es que la expatriación te da la oportunidad de reinventarte. Cuando vivís en tu lugar de siempre es muy difícil cambiar (en cualquier sentido), porque todos te conocen y ya estás definido. Al barajar y dar de nuevo, inventas tu propio juego como más te guste. Podes presentarte como quieras, podés ensayar ser la persona que quieras y dejar salir lo que tenías adentro guardado hace tiempo.


Vivir afuera te pone cara a cara con tu pareja. Cuando te alejas de tu familia y amigos aparece un exceso de tiempo a solas al que muy probablemente no estaban acostumbrados. Si tenés un problema, si estás triste, si necesitás ayuda, si extrañás, la única persona para apoyarte es él o ella. En este cara a cara, aparece la verdad sobre la relación. Aprendes mucho sobre el otro, sobre vos, y descubren la fortaleza del vínculo. Si es frágil, puede romperse y cada uno seguir su camino (durísimo, pero estoy convencida de que es mejor saberlo cuanto antes). Si el vinculo es bueno, se fortalece, se vuelve de hierro, se hace invencible. 

Cuando estás en tu ciudad de siempre, el tiempo libre se llena automáticamente de programas que van apareciendo: cumpleaños, bautismos, partidos, cenas, reuniones, casamientos, etc. Al irte, te encontrás de pronto en fines de semana eternos, iguales, vacíos, y donde hay que pasar las horas de alguna manera. ¡Es cuando surgen algunos de esos encontronazos con la pareja! En este "buscar algo para hacer" probamos nuevos pasatiempos, y vamos eligiendo lo que mas nos gustan. Nadie nos organiza el fin de semana, nosotros elegimos qué hacer, sin condicionamientos. De esta manera descubrimos realmente quienes somos, como personas individuales y como familia.



Todo este aprendizaje sobre uno mismo y sobre el otro no puede ser en vano. Nosotros tenemos intención de volver pronto a Buenos Aires y recuperar los eventos sociales con familia y amigos, pero sabemos que queremos capitalizar algo de esta independencia: recordar lo que nos gusta hacer, pasar tiempo solos como pareja, y elegir nuestra propia dinámica familiar. Que no sean otros los que decidan cómo vivimos.

Hoy lo único que sabemos sobre nuestro futuro es que todo el 2017 vamos a seguir acá, en Santiago. Ojalá luego surja alguna buena propuesta para volver, pero mientras tanto estamos abiertos a lo que pueda pasar y a seguir enriqueciéndonos interiormente con esta experiencia.

Esta vez mi balance estuvo muy centrado en lo personal y familiar. Hay muchísimo que decir sobre lo que uno aprende de las culturas, del respeto, y de valorar las virtudes de cada país. Pero quedará para otra oportunidad...

Gracias por leerme!

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miércoles, 31 de agosto de 2016

Santiago, barrio a barrio

En febrero de este año comencé a hacer las fotos de barrios para La Casa de Juana. ¿De qué se trata esto? Dentro del blog de Juana, la sección "Recorrer" invita a conocer distintos barrios, su historia, sus particularidades, sus sitios de referencia. Es una forma de imaginarse a uno mismo viviendo ahí, pero también de querer y valorar la ciudad de Santiago, barrio a barrio. 

Parque Forestal
Me alegró mucho este encargo porque esa sección del blog era mi preferida, y salir a explorar, algo que me encanta.

Hasta el momento he documentado ocho barrios. Puede ser una superficie pequeña dentro de una metrópolis como Santiago, pero suficiente (sumado a lo que ya conozco por mi cuenta) para considerarme bastante conocedora de esta ciudad. 

Pucará
La tarea empieza cuando me envían el informe del periodista (Nicolás Sanchez o Pierina Cavalli han sido los autores hasta ahora). Tomo nota de los límites del barrio y de todos los puntos que se mencionan en el artículo. Después salgo de cacería. 

No se trata de un simple paseo. La verdad, es bastante difícil. Generalmente voy tres veces a cada barrio, nunca he logrado hacerlo en menos visitas. La superficie es grande, me encuentro con negocios cerrados, el sol está del lado opuesto al que necesito, oscurece, o me empiezo a cansar y ya no obtengo los mismos resultados... entonces es momento de volver a casa.

Plaza Ñuñoa
Son horas de caminata cada vez, bajo el clima que sea. Tengo que buscar las puntas del día (a la mañana temprano o casi al atardecer) para que la luz sea suave y no genere sombras marcadas. En verano esto significa salir muuuuy temprano o muy tarde. Los días nublados son favorables para ciertas fotos, pero a veces necesito un cielo azul, entonces tengo que esperar a tener un día despejado y limpio. Por ejemplo en un barrio donde la vista de la cordillera es clave, ésta no puede faltar.

Parque Forestal
Me acerco a los barrios con cariño. Intento por todos los medios descubrir su belleza, y hasta ahora siempre la he encontrado. Mis preferidas son las zonas no tan residenciales, aquellas donde las casas no están detrás de murallas, donde hay fachadas a la vista, comercios y movimiento. Son los más entretenidos para fotografiar.

La gente es un tema aparte. Me gustan las fotos con personas, de otro modo el barrio parece muerto. Pero a la gente no le suele gustar que le saquen fotos, por eso hay que ser muy cuidadoso, respetar. En los negocios hay que pedir permiso, contar que estoy haciendo, conversar, socializar. Puede resultar la parte mas linda del paseo, o la mas frustrante... depende de con quién me encuentre. 

Vaticano
Después son horas de edición, de seleccionar las fotos más adecuadas y combinarlas con el texto. No se trata de elegir las fotos que salieron más lindas, sino la selección justa para reforzar y completar lo que dice el informe, para dar una imagen global de lo que es la vida en ese barrio.

Lo Castillo
En esto consiste, en resumen, este trabajo de fotógrafa urbana. Les dejo la lista (con links) a los barrios que hice hasta ahora, para que puedan entrar a conocerlos:
- Jardin del Este (Vitacura) (aun no publicado)
Los Descubridores (Las Condes)
San Pascual (Las Condes)
Plaza Ñuñoa (Ñuñoa)
- Parque Forestal (Centro)
- Pucará (Ñuñoa)
- Vaticano (Las Condes)
- Lo Castillo (Vitacura)

 Y por supuesto, antes de mi participación, esta sección ya existía, con las fotos de Felipe Díaz que son increíbles. Acá están todos, no se los pierdan: http://www.lacasadejuana.cl/#!blog-de-juana/c1pfa/tag/RECORRER/page/2 

San Pascual
Jardin del Este
 ¡Gracias por leer! Hasta la próxima.
Vicky

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martes, 16 de agosto de 2016

Era un pueblo con mar


Los días tan cálidos que tuvimos la semana pasada nos recordaron que hay vida después del invierno, y que no falta tanto para reestrenar la temporada de playa. Aunque para algunos "temporada de playa" es todo el año, porque el mar es siempre relajante. De hecho, este pueblito que les quiero mostrar nos dio la sensación de que seria muy lindo para visitar en invierno.



Fuimos a Papudo el verano pasado, con amigos que tienen hijos chiquitos. Nos quedamos en un depto en Papudo Laguna, resultó super cómodo porque teníamos la pileta-laguna en la puerta del edificio y la playa a pocos metros. Aunque estábamos muy cerquita del centro, a esa altura la playa era bastante despejada y tranquila, punto importante porque más hacia el centro se llenan demasiado de gente (cosa que no puedo soportar).




Lo que me gustó fue el pueblo. Chiquito, sencillo y auténtico. Las calles son de arena. No hay ningún supermercado de los conocidos, ninguna gran cadena, todos comercios locales. Un domingo por la mañana se respira verdadera vida de pueblo, con los vecinos paseando y abasteciéndose en los almacenes junto a la plaza. Además se organiza una gran feria de frutas y verduras justo frente a los departamentos donde nos quedamos.




La actividad comercial parece concentrarse entre la plaza y el puerto pesquero, con sus lanchas de colores y miles de gaviotas. Allí se puede comprar pescado fresco o comer unas empanadas rellenas de bichos marinos, realmente deliciosas. en Empanadas Banana. El local está siempre lleno, nosotros no quisimos esperar mesa, compramos y nos fuimos a comerlas sentados en la playa.


El pueblo tiene algunas construcciones muy lindas, como la casona blanca y azul frente al mar, la iglesia, o la gran casa verde a la que se le "adosó" un edificio de departamentos, conservando su estructura original.



En definitiva, un lugar tranquilo, agradable, sin pretensiones. Un verdadero pueblo, junto al mar. ¿Conocen? ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado mi mirada y las fotos que pude hacer en mi recorrido.

Al final encuentran el mapa de ubicación. Gracias Mamy a la obra por el buen consejo!!!








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miércoles, 15 de junio de 2016

Pomaire, el pueblito alfarero

¡Hola! Hoy les quiero mostrar Pomaire, un lugar que es lindísimo para ir por el día desde Santiago, y que se puede visitar perfectamente en invierno. 

Esta propuesta se suma a otras tres sobre las que ya escribí: los viñedos, Pirque y Valparaíso. Mi idea, por supuesto, es ir agregando más. Siempre pueden ir a la columna derecha del blog, donde dice "Búsqueda por temas", y hacer click en la etiqueta "escapadas".


Pomaire es un pueblito de artesanos ubicado en Melipilla, a 50 km al oeste de Santiago. La especialidad del lugar es la alfarería en greda (arcilla), y está lleno de artesanos que los fines de semana abren sus puestos ofreciendo vasijas, cazuelas, cacerolas, chanchitos, y todo lo que se les ocurra en ese material.



También es el lugar para ir a comer comidas regionales. Las más típicas son el pastel de choclo y la empanada de medio kilo, por supuesto al estilo bien chileno. Se come rico, abundante y bastante mas barato que en Santiago. Dietético no, por supuesto!


Si van en auto, está a una hora y media de Santiago. El plan ideal es ir un sábado o domingo, llegar para la hora de almorzar, probar sus delicias culinarias, y después salir a caminar por la calle Roberto Bravo y sus transversales, donde además de productos en greda pueden encontrar alimentos, tejidos, antigüedades, hierbas, plantas, verduras, y más. 



Mi visita a Pomaire fue el año pasado en agosto, pleno invierno, cuando vinieron mis papás de visita. Anto, del blog Actitud y Alegría, también fue un par de veces y subió un post muy lindo a su blog. Pueden ver su versión acá. Por casualidad, las dos almorzamos en el restaurante Los Naranjos, pero comparando la ubicación descubrimos que hay dos sucursales! Los dos muy lindos y tuvimos buenas experiencias.

Les dejo algunas fotos más, ojalá se animen a visitar ese lugarcito tan especial.






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jueves, 19 de mayo de 2016

Ventanas y una leyenda de Chiloé



Chiloé es una tierra de magia, leyendas, fantasía, y por supuesto, brujos. Estos brujos son personas que utilizan la magia para hechizar a sus enemigos, ya sea causándoles daños, enfermedades, o la muerte. En ocasiones, toman la forma de aves como el Coo o el Raiquén para poder acercarse a sus víctimas sin ser reconocidos. Por eso estos pájaros son "aves de mal agüero", porque podría tratarse de brujos, y su presencia anuncia que cosas malas van a sucederle a quien los ve.



Cuando el Coo va a anunciar la muerte, primero sobrevuela la casa de la víctima, luego se posa en su ventana y llama su atención golpeando los vidrios. En muchas casas chilotas se pueden observar pequeñas figuras decorando las ventanas, ya sean muñecos, estatuillas o juguetes: éstos se utilizan para espantar o distraer al Coo, para que no pueda encontrar a su víctima. Asimismo, los visillos, que se ven en la mayoría de las casas, servirían para que el brujo no mire hacia adentro.


Muchas gracias a @blogdelachilotita (elblogdelachilotita.wordpress.com) por contarme la leyenda cuando, intrigada por las figuritas que veía en las ventanas en la ciudad de Castro, pregunté a qué se debían. Ya desde el principio me había enamorado de los visillos, tan románticos, presentes en la mayoría de las casas de la isla.



Chiloé es un lugar muy especial, sin duda único en el mundo. Es tierra mezclada con mar, zona de marineros, pescadores, y de antiguos mitos que aún sobreviven en las costumbres de todos los días. Escribo este post en un momento en que esta bella región sufre la crisis ambiental más grave que se recuerda, y su gente está desesperada al ver su medio de sustento (la pesca) en peligro. 


Se me estruja el corazón de pensar que los dueños de tanta mística tengan que estar sufriendo por males tan prosaicos, ocasionados o incrementados por malos manejos de quienes tienen el poder pero no cuidan de la naturaleza y de las personas. ¡Fuerza Chiloé!




(nótese el polirrubro).







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