lunes, 15 de mayo de 2017

A la caza de tesoros en el Persa BioBio

Hola! Hoy les traigo un post que escribí originalmente para MSN, y que quiero compartir por acá ya que no está más online. Me parece que a muchos les puede interesar y servir!


El persa Bio Bio, en el barrio Franklin, es un fenómeno que no puedo explicar, hay que verlo con los propios ojos. La primera vez que fui me impactó, nunca había conocido algo así. Cuadras, cuadras y más cuadras de esta feria-mercado multitudinaria donde todo lo que te imagines se puede comprar y vender. El fin de semana, mientras el resto de Santiago descansa, el barrio Franklin hierve de actividad: se abren los galpones y se cierran las calles para instalar puestos, el aire se llena de olor a comidas diversas y las calles se pueblan de familias completas que salen a pasear. 

El persa Bio Bio es multitudinario, pero no es un destino típico de turistas, quienes se suelen quedar entre los malls, la Plaza de Armas y el barrio Bellavista. Muchos santiaguinos tampoco se atreven a ir porque es tan inmenso que, si no sabes a dónde ir, podrías estar el día entero dando vueltas sin encontrar lo que necesitas. Pero este es el mejor lugar de la ciudad para conseguir antigüedades a buenos precios, atracción fatal para quienes nos gusta la decoración y los objetos con historia. Por eso, los quiero invitar a hacer este paseo inusual, que es una excursión al Chile profundo y una lección acelerada de cultura popular. Vamos a visitar los mejores galpones de en busca de algún tesoro perdido que nos podamos llevar a casa.

Este es un plan para sábado o domingo, que es cuando abren los galpones de anticuarios. Aquí rige la ley de “al que madruga Dios lo ayuda”: sugiero llegar cerca de las 9am y emprender la retirada a mediodía, cuando ya hay demasiada gente. Es fundamental llevar dinero en efectivo. 


Comienzo el recorrido en Arturo Prat entre Franklin y Bio Bio, donde hay un estacionamiento (también hay otro en Bio Bio entre Prat y San Francisco). En Arturo Prat podemos ver el arco de entrada a lo que fue el antiguo matadero. Junto al arco hay algunos puestos de flores y plantas que venden ramos a precios notablemente más bajos que los de Providencia o Las Condes; hacemos una nota mental de llevarnos flores al final de la jornada.


Doblamos a la derecha en Franklin y caminamos dos cuadras. Sobre el margen derecho hay algunas tiendas de menaje nuevo donde se pueden encontrar cosas muy interesantes a precios bajísimos. Justo antes de llegar a Santa Rosa hay un amplio local que vende hules por metro, en una gran variedad de diseños. En esta misma esquina conocí a Nancy, que desde temprano se instala con su carro lleno de naranjas para ofrecer vasos de jugo recién exprimido, la bebida obligatoria en un paseo por el persa.



En Víctor Manuel comienza la magia. La cuadra entre Bio Bio y Placer es el paraíso del buscador de tesoros. No hay que dejar de mirar entre los puestos que se instalan sobre la calle, ya que puede aparecer alguna pieza especial. A nuestra izquierda hay un gran paredón cubierto de coloridos murales, es el Persa Víctor Manuel 2250, mercado de antigüedades. Deambulamos entre sus pasillos donde podemos hallar todo tipo de muebles, ya restaurados o sin restaurar. Una mesa de luz francesa en perfecto estado ronda los 35000 pesos (53 dólares), ventanas antiguas los 5000 pesos (8 dólares). Pero regateen, comparen, no se queden con el primer precio: acá todo se negocia. 



La mayoría de estos comerciantes ofrece la posibilidad de pintar los muebles al gusto del cliente, como es el caso de Felipe Donoso (Galpón 7, Local 43). La selección de enlozados más envidiable la tiene Mónica, en La Tetera (Galpón 1, Local 38-39). Además hay libros, revistas, lámparas, cajas, vajilla, balanzas, cámaras de fotos... Cuando hayan tomado una decisión, no duden en dejar al vendedor una seña y continuar con su recorrido, estamos en confianza. De ser necesario, se coordina con él el envío de las cosas con un flete. 


En el Sector 5 hay dos negocios que me gustan especialmente: Cactus-Film, local 334, del cual llama la atención su gran mesa cubierta de macetitas con cactus y suculentas. Pepe, su dueño, me cuenta que vende excedentes de ambientaciones de películas y series; en un año de malas ventas decidió diversificarse, y opino que fue una buena decisión porque realmente tiene mano para las plantas. Muy cerca, el local 385 siempre tiene una buena colección de latas y cámaras de fotos.



Cruzando Víctor Manuel, justo al frente está el Paseo Santa Rosa, otro maravilloso galpón de antigüedades. No voy a entrar en detalles sobre los muebles, que son bien visibles para que cada uno haga su búsqueda. Recomiendo pasar por Rapanui, el local de Teresa y Roberto, quienes tienen cualquier cantidad de mapas, láminas y fotos antiguas, ideales para hacer cuadros (Galpón 1, local 301). En el extremo opuesto a donde ingresamos, Niko Slaven ofrece sus lámparas de estilo industrial en una gran variedad de colores. 



Seguramente para esta hora ya tenemos un hambre voraz y un carrito cargado de compras. Si todavía no se dejaron seducir por los aromas de alguna picada, propongo ir a almorzar a Maestranza. Está sobre Franklin hacia el otro lado, altura 1215, entre San Diego y Nataniel Cox, dentro de una galería con cartel naranja que dice “Galería Franklin”. Maestranza, cocina de mercado, es un restaurante adorable, llamativo por su decoración alocada y sus platos suculentos a precios bajos. 




Estamos listos para volver a casa o al hotel. Si aún nos quedan ganas de dar una vuelta, a apenas dos cuadras de aquí está la lindísima Plaza Huemul, circundada por calles con casitas de colores, como Los Algarrobos o Roberto Espinoza, entre Bio Bio y Placer. Hemos paseado por un barrio emblemático de Santiago, repleto de historia y cultura; hemos ampliado nuestros horizontes y nos llevamos varios tesoros que no hubiésemos hallado de otra manera. ¡Feliz descanso!



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